viernes, 11 de enero de 2008

Nueva muerte en el trabajo en nuestra Provincia

Un accidente laboral ha matado a Eugenio Tejada Sánchez de 58 años, casado

y padre de cuatro hijos. Ocurrió ayer, 10 de enero de 2008, a las 4 de la tarde en

Arenas (Málaga).

Murió mientras trabajaba vaciando el volquete del camión de una empresa de

excavaciones con sede social en El Morche (Málaga). La maniobra que le costó la vida

la realizaba múltiples veces a lo largo de la jornada con la mayor premura posible bajo

la presión de las exigencias de producción demandadas por la empresa, lo que, como

en otras ocasiones, ocasionó que arriesgara demasiado acercándose al borde del

barranco con el consiguiente peligro que supone... y que en esta ocasión tuvo tan

trágicas consecuencias quedando atrapado en la cabina de su vehículo después de que

este se precipitara.

Desde nuestro sentimiento más profundo como trabajadoras y trabajadores, nos

queremos unir al inmenso dolor de sus familiares y allegados. Al mismo tiempo

queremos expresar la rabia y la impotencia que sentimos, como hombres y mujeres del

mundo obrero, como cristianos, ante la terrible realidad de la siniestralidad laboral.

Hoy en día se dispone de los adelantos y la tecnología suficientes para remediar esta

injusta sangría en la vida y la salud de los trabajadores y trabajadoras. Pero mientras

el trabajo humano esté sometido a la única lógica del máximo beneficio; mientras la

productividad y la competitividad se potencien a costa de degradar las condiciones

de trabajo; la flexibilidad laboral (geográfica, horaria, salarial y contractual) se

constituya en la aspiración suprema de nuestro modelo productivo; la

subcontratación y la precariedad sean instrumentos ordinarios para ahorrar costes

en empresas y Administración; los trabajadores y trabajadoras seguiremos pagando

con nuestras vidas y nuestra salud la irracionalidad de un sistema que condena a la

persona humana a ser un mero instrumento de producción, una cosa, una máquina...,

la pieza más débil, indefensa y amenazada de la diabólica cadena productiva.

"La solidaridad nos ayuda a ver al 'otro' - persona, pueblo o

nación- no como un instrumento cualquiera para explotar a poco

coste su capacidad de trabajo y resistencia física,

abandonándolo cuando ya no sirve, sino como un 'semejante'

nuestro (…) para hacerlo partícipe, con nosotros, del banquete

de la vida, al cual todos los hombres son igualmente invitados"

(Sollicitudo rei sociales, n. 39)

Para los cristianos, seguidores de Jesucristo, para la Iglesia, la dignidad, la salud y

la vida de cualquier trabador o trabajadora valen más que todo el oro del

mundo. El valor del trabajo no reside en su rentabilidad económica, ni siquiera en el

producto o servicio que genera; radica en la persona que lo realiza, imagen e hija de

Dios, que quiere que el trabajo sea para la vida, y no al contrario. Por eso, también

nosotros, trabajadores y trabajadoras cristianos, debemos velar y luchar por esa vida,

por esa dignidad.

¡El trabajo es para la vida! ¡Ni un muerto más!

Málaga, 11 de enero de 2008

www.diocesismalaga.es/hoac