viernes, 19 de diciembre de 2008

El riesgo de ir y volver al trabajo

Más de tres mil personas han sufrido accidentes de tráfico este año de camino a su puesto La siniestralidad laboral baja en la provincia, salvo en los desplazamientos, que se mantienen igual
 
 
El riesgo de ir y volver al trabajo
Los accidentes de camino a la empresa tienen la misma consideración que los que ocurren en el puesto de trabajo. / SUR
Desplazarse de casa al trabajo y viceversa es un reto diario del que muchos no salen bien parados. Hasta el pasado mes de octubre, más de tres mil personas han sufrido el tipo de accidentes que la Inspección laboral califica como in itinere, más de 260 cada mes. Aunque la mayoría se calificaron como leves, este término no debe llamar a engaño, pues numerosos siniestros de corto alcance traen consigo incapacidades más o menos prolongadas, con lo que ello supone tanto para el trabajador como para la empresa.
La cifra es prácticamente igual a la registrada el año anterior, aunque en términos relativos aumenta, ya que de un año a esta parte se ha producido un fuerte descenso de los empleados dados de alta en la Seguridad Social en Málaga (579.169 frente a 604.459). También llama la atención que los siniestros laborales en el puesto de trabajo descienden notablemente, salvo en los desplazamientos, que se mantienen.
Otra cosa es la gravedad de los sucesos, y en este apartado la provincia mejora. La mortalidad en la carretera relacionada con el trabajo ha descendido un 80%, de diez fallecidos el año pasado a sólo dos. Y la misma tendencia han seguido los heridos graves, que bajan un 3,8%, hasta situarse en 99 casos.
Mercedes Muñoz, jefa de la Inspección de Trabajo en Málaga, explica que la fuerte bajada de la construcción justifica estas cifras. «Málaga tenía una de las tasas más altas de España en este sector, lo que motivaba la llegada a Málaga de trabajadores de otras provincias. Muchos se desplazaban a diario del interior a la costa, en furgonetas. Todo esto se ha cortado».
Siniestros en moto
Al tiempo, llama la atención sobre la alta siniestralidad en motocicletas. «Nos preocupa, porque tenemos uno de los mayores parques móviles de estos vehículos, y detectamos muchos accidentes en horas punta en zonas como los polígonos». Desde la Inspección se propondrán acciones conjuntas a la Jefatura provincial de Tráfico el próximo año a fin de paliar esta situación.
Desde las filas de los sindicatos, Antonio Herrera, secretario provincial de CC. OO., pone el énfasis en que las muertes son sólo la punta del iceberg y la alta accidentalidad in itinere denota, a su juicio, un incumplimiento de las normas y unas condiciones de presión sobre los trabajadores en muchas empresas, en las que no se aplican medidas de protección.
Llama la atención sobre los infartos en el puesto de trabajo, que este año han motivado seis fallecimientos, uno de ellos durante la conducción. «Las empresas tienen que poner los medios necesarios para facilitar los desplazamientos, que generan accidentes y muertes, tanto en el momento como diferidas, por enfermedades».
Manuel Ferrer, secretario de UGT en Málaga, achaca este tipo de accidentalidad a las condiciones en que se desarrolla y a la baja calidad del trabajo: «Se alarga la jornada laboral de forma brutal, aumenta el estrés y no hay medidas de conciliación familiar. Todo esto trae consigo accidentes». Al tiempo, Ferrer critica que las empresas y las mutuas laborales los consideren a menudo como leves, cuando la realidad es que pueden traer consigo bajas muy prolongadas.
A pesar de los problemas que causa el tráfico, lo cierto es que el año ha sido sensiblemente mejor que el anterior en lo que a siniestralidad laboral se refiere. Todas las categorías descienden, en especial los mortales, que caen un 45,72% (nueve casos). Este dato constata que la evolución de Málaga ha sido mejor que en el resto de provincias de su entorno, según la Inspección de Trabajo.
Menos muertes en el tajo
Entre las causas de la bajada de la accidentalidad, Muñoz apunta la creciente implantación de los planes de seguridad en las obras, en especial en las grandes empresas. «Los accidentes mortales ocurren en pequeñas empresas y en pequeñas obras puntuales, en las que no se piensa en las medidas de seguridad ni se evalúan los riesgos. Son chapuzas que se hacen sin infraestructura y que acaban en drama». Esta experta recuerda uno de los más recientes y llamativos, la caída de un joven de 29 años por el hueco de un ascensor en el seminario de la capital. «Cada vez más los accidentes graves se producen en tareas puntuales y menos en actividades de envergadura de las grandes empresas».
No obstante, critica la picaresca que se sigue produciendo con la formación de los trabajadores: «Todavía hay mucho desaprensivo que hace firmar la asistencia sin que sea real y se dan certificados de formación que no se ha recibido, pero nos acabamos enterando», asegura.
Ampliar la vigilancia
La bajada de la actividad en el sector de la construcción permitirá que el próximo año se intensifique la vigilancia en las pequeñas obras, así como ampliarla a otras empresas y sectores industriales, como son las ubicadas en los polígonos industriales.