domingo, 25 de noviembre de 2007

Once meses, 11 contratos

Once meses, 11 contratos

Málaga

25/11/2007 02:50 Encarna Maldonado / MÁLAGA

Carlos González está a punto de entrar en el exclusivo y cuestionable club de los 2.000. El de las 2.000 personas que llegan a firmar 15 contratos o más al año. Desde el pasado mes de enero ha estampado su nombre en 11 compromisos de trabajo. Ocho de ellos tenían solo 24 horas de duración. Otro se prolongó cuatro días. En otra ocasión llegó a trabajar mes y medio y en dos empresas ha podido permanecer más de tres meses.

En ningún caso pudo ejercer su profesión de educador físico, aunque, eso sí, casi todos "exigían bastante esfuerzo porque se trataba de trabajar en almacenes", cuenta sin asomo de rencor Carlos, de 29 años de edad.

¿Se puede vivir con tanta inestabilidad laboral? "Se puede. Yo llevo así ya cinco años" responde este diplomado en Magisterio, en la especialidad de Educación Física. Pero añade matices. Al terminar los estudios quiso buscar empleo y una opción fácil era acercarse a una Empresa de Trabajo Temporal (ETT) y entrar en la ruleta de los empleos de baja cualificación y duración mínima.

"Reconozco que en el último tiempo me ha venido bien porque he estado preparando oposiciones y necesitaba mucho tiempo libre para estudiar", se justifica.

Además, Carlos González tiene la oportunidad de poder disfrutar de una vivienda familiar por la que no paga ninguna renta. Tampoco afronta cargas familiares, se suele mover en bicicleta y disfruta una vida espartana que le permite tirar adelante con ingresos muy modestos . "Cuando se trata de padres de familia, y algún compañero he tenido con hijos a su cargo, la cosa ya se complica bastante más".

De todas formas, este joven, ejemplo de la inestabilidad laboral, reconoce que tanta precariedad tiene graves inconvenientes: "Es imposible insertarte en un ambiente laboral cuando apenas estás por allí un par de días". Además, se ve obligado a asumir tareas que no le producen ningún tipo de estímulo. "El trabajo más estúpido de todos fue en unos multicines. Simplemente tenía que cortar las entradas y cerrar las puertas y cobraba únicamente cuatro euros la hora y eran 20 horas a la semana, así que no se ganaba casi nada". Allí trabajó un mes y medio.

Los empleos de estas características tampoco permiten desarrollar carrera profesional porque quedan fuera de la promoción interna de las empresas. Es más, en este caso concreto, Carlos González ha llegado a firmar cuatro contratos para trabajar cuatro días diferentes en la mima empresa.

Las posibilidades de un empleado en estas circunstancias de conseguir, por ejemplo, un crédito hipotecario son nulas. Sus beneficiarios ni siquiera son mileuristas. En realidad sólo dan opción a una economía de supervivencia a corto plazo. Carlos cuenta que no le pesa. "Ya estoy acostumbrado e, incluso, me ha permitido hacer otras cosas que en ese momento me interesaba y tener mis propios ingresos". Sin embargo, el perfil tipo de los trabajadores sometidos a la multicontratación no corresponden al del estudiante que busca un medio de vida temporal. De acuerdo con el informe Análisis de la contratación, presentado esta semana por el sindicato Comisiones Obreras, la temporalidad afecta a más mujeres que a hombres. Se da en mayores proporciones en los extranjeros, frente a los españoles, y en empleos no cualificados. Y se registran, sobre todo, en el sector agrícola.

El mayor salario que ha logrado Carlos durante este año en este tipo de empleos lo disfrutó trabajando en el almacén de una gran empresa de confección de la ciudad. "Eran 1.300 euros al mes", recuerda, una cifra que considera "importante". Sin embargo, esta cantidad incluye el prorrateo de las pagas extraordinarias y la parte proporcional de las vacaciones.

A pesar de las dificultades de este tipo de empleos, Carlos González se muestra moderadamente optimista. Su último contrato lo firmó en agosto y desde entonces ha trabajado ininterrumpidamente en la empresa Chronoexpres, cubriendo una baja por enfermedad. Su labor la encuentra interesante. "Me encargo de gestionar las incidencias que se producen durante el día, como por ejemplo, los paquetes que no pueden ser entregados". Tanto es así que acaricia la idea de poder pasar a la plantilla de esta empresa y, definitivamente, abandonar sus hasta ahora frustrados intentos de conseguir plaza de maestro de educación física.