viernes, 29 de mayo de 2009

Miguel, un padre de familia parado y agobiado por las deudas

30.05.09 -
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Agobiado por las deudas, con la pesada losa de la hipoteca sobre las espaldas y encima sin empleo. Miguel B. R., el hombre de 37 años al que mataron a golpes el pasado miércoles en la calle Pacífico, atravesaba una situación complicada. «Hace un mes viajó a Madrid a buscar trabajo y estuvo en casa de mi madre, llorando, porque no encontró nada», explicaba ayer por la tarde su cuñado Nzuzi, que acababa de llegar de la capital de España para acompañar a su hermana, la viuda, en el entierro.
Miguel, natural de El Burgo, donde vive la mayor parte de su familia, es el pequeño de ocho hermanos. Compartía su vida con Belinda M., una mujer de origen congoleño de 31 años. La pareja se conoció en 2002 en Marbella y poco después -relata Nzuzi- se instalaron en el barrio malagueño de La Luz, donde compraron un piso. Allí nacieron los dos hijos de la pareja, de ocho y tres años. «Hace tres o cuatro días vi a Miguel cuando volvía del colegio con los niños», comentaba ayer una vecina de su bloque.
Su cuñado lo define como un buen hombre, una persona normal, muy de barrio, que no tiene enemigos conocidos. Según la versión de Nzuzi, que coincide con la de los vecinos de la víctima, Miguel vivía para su trabajo y para su familia. «Tenía que pagar su hipoteca y su coche, trabajaba para sacar adelante a su mujer y a sus hijos».
El fallecido, que fue golpeado hasta la muerte por un grupo de personas, trabajaba en el sector de la construcción. Según un vecino que tenía cierta relación con la familia, Miguel estaba especializado en utilizar máquinas compresoras para introducir los cables de electricidad en las obras.
Sin ingresos
Pero hace un par de meses, confiesa el cuñado del fallecido, se quedó en paro. «Mi hermana se encargaba de cuidar a los niños», aclara Nzuzi, «y ahora estaba haciendo un curso de formación profesional». La pareja, al parecer, se quedó sin ingresos más allá del desempleo. Miguel buscó aquí y en Madrid, donde reside su familia política (su suegra y sus cuñados), sin éxito.
La principal hipótesis de la investigación apunta a que el hombre, agobiado por las deudas, supuestamente intentó robar en el salón de juegos La Esquina, en Huelin, confirmó el subdelegado del Gobierno, Hilario López Luna. Pero el golpe se frustró desde el inicio, aparentemente por la inexperiencia del asaltante, quien, al verse sorprendido por un empleado del negocio que salía del baño, emprendió la huida. Hay que recordar que Miguel carecía de antecedentes.
El trabajador del salón de juegos salió del local y gritó «al ladrón, al ladrón», lo que motivó una persecución de 600 metros hasta la calle Pacífico, a la espalda del antiguo edificio de la Tabacalera, donde Miguel murió como consecuencia de los numerosos golpes recibidos. La policía ya ha detenido a dos jóvenes de origen magrebí por su presunta implicación en la agresión.
Nzuzi no se cree la tesis de la investigación. Los familiares y vecinos de Miguel en El Burgo, su pueblo natal, tampoco. «Lo conozco desde que estaba en el vientre de su madre y sé que es incapaz de hacer algo así. Era una persona excelente. Él ha sido una víctima. Esa noche venía de ver el fútbol, pasaba por allí... », opina una vecina muy próxima a la familia.
Ayer por la tarde, Miguel recibió sepultura en el cementerio de El Burgo. «El pueblo tiene casi tres mil habitantes y ha ido todo el mundo, era muy querido aquí», concluye la mujer.