martes, 20 de julio de 2010

El cole de La Palmilla no cierra por vacaciones



 

El cole de La Palmilla no cierra por vacaciones

Menores en riesgo de exclusión social se beneficiarán de las tres escuelas de verano gratuitas que financia la Junta de Andalucía. A casi un centenar de niños les espera un verano de diversión y aprendizaje en el centro Manuel Altolaguirre

20.07.10 - 01:46 -
SELENE VEGA | MÁLAGA.
LOS DATOS

300

son los menores inscritos en las escuelas de La Palmilla, Intelhorce y Los Asperones.

95

es el número de niños que participan en la escuela de Manuel Altolaguirre.

LAS FRASES

TANIA ALAMINOS, ALUMNA DE SIETE AÑOS
«¿Qué es lo que más me gusta hacer en la escuela de verano del colegio?¡Pues bailar!»
J. ANTONIO FRÍAS, MONITOR VOLUNTARIO
«Cuando los niños me dicen ¡maestro, un beso!, con eso ya está pagada toda mi labor»
CARLOS JAVIER MARTÍN, ALUMNO DE 9 AÑOS
«Yo me porto bien, llevo cuatro años seguidos viniendo, dibujo, juego y me baño»
 
Este verano se vuelve a bailar 'La Macarena', el tema de éxito mundial con el que triunfaron Los del Río en 1995. Al menos, así lo hacía ayer Tania Alaminos, una pequeña de cabellos rubios a la que periodistas y representantes de la Junta de Andalucía interrumpieron mientras intentaba memorizar los pasos de la coreografía. Querían saber lo que más le gusta hacer en el colegio Manuel Altolaguirre, en la calle Arlanza del barrio de Palma-Palmilla, al que sigue acudiendo también en vacaciones, ya que permanece abierto del 1 de julio al 31 de agosto convertido en una escuela de verano para menores en riesgo de exclusión social.
«¿Qué es lo que más me gusta?¡Pues bailar!» responde Tania, con todo el desparpajo que le permiten sus siete años, algo cohibida por encontrarse rodeada de micrófonos, cámaras y 'mayores' apuntando en una libreta lo que ella dice en su particular 'rueda de prensa'.
Tania tiene a tres de sus seis hermanos cerca, inscritos en la misma iniciativa. La menor, de 3 años, baila junto a ella. Los demás, probablemente estén jugando en el patio a la pelota o pintando flores en platos de plástico, porque a las 10.30 horas, así lo ordenan los monitores, seis contratados y tres voluntarios.
Esta escuela es de carácter gratuito, ya que la Junta de Andalucía la financia, junto a otras dos en los barrios Intelhorce y Los Asperones, con 78.600 euros. La selección de los trescientos niños de entre 3 y 12 años que participan en las tres escuelas se realizó en coordinación con los Servicios Sociales Comunitarios del Ayuntamiento de Málaga, incluyendo a aquellas familias que requieren una mayor atención por sus circunstancias familiares, sociales o económicas. «Yo me porto bien, llevo cuatro años viniendo, dibujo, juego y me baño», asegura uno de los alumnos en el taller de pintura, Carlos Javier Martín, de 9 años, ataviado con una camiseta del Barcelona.
La finalidad principal de estas escuelas de verano es que los niños mantengan las rutinas que siguen durante el curso escolar y darles una alternativa a la situación cotidiana de su entorno ocupando su tiempo libre.
A las 9.00 horas, o incluso antes si algunos padres tienen que trabajar, las puertas del centro se abren para los niños. Allí realizan talleres, se les refuerza el conocimiento adquirido durante el curso escolar, aprenden a convivir mediante juegos y comen, regresando a sus hogares a las 15 horas. «En mi casa me aburro», puntualiza Marina Otiora, alumna de 10 años. «A mí lo que más me gusta es jugar al fútbol», indica Antonio Luis Frías, que se pasea en bicicleta y tiene tres menos que Marina.
La delegada provincial para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, Ana Navarro, recorrió ayer los pasillos adornados con zócalos blancos y verdes del colegio Altolaguirre para presentar el programa. «Se trabaja sobre sus hábitos alimenticios y de higiene personal», explicó Navarro sobre la iniciativa, que permite también la detección de casos en los que es necesaria una mayor intervención. Sin embargo, lo que centra las ilusiones de estos niños son las próximas excursiones a la piscina y al cine.
Navarro destacó la implicación de las asociaciones de padres en el proyecto. «Muchas familias no tienen qué comer o trabajan y no tienen con quien dejar a los niños», aseguró José Antonio Frías, monitor voluntario y presidente de la Asociación de Padres de Alumnos del centro, al tiempo que añadió que cuando los niños le dan «un beso», con eso ya está «pagada» su labor.