domingo, 20 de diciembre de 2009

El paro divide la provincia

El paro divide la provincia

La capital, la Costa Occidental y las comarcas de Ronda y Guadalhorce concentran las mayores tasas de desempleo por su excesiva dependencia del ladrillo

20.12.09 - 02:55 -
 
Más de 169.000 malagueños se tomarán las uvas dentro de unos días con la mente puesta en un mismo deseo: encontrar un trabajo en 2010. El virus de la crisis ha causado estragos en la provincia, que en tan sólo dos años ha visto cómo casi se duplica el número de parados, situándose a la cabeza del desplome laboral en el conjunto del país. Con una tasa de desempleo del 23,14%, según datos del tercer trimestre de la Encuesta de Población Activa (EPA), expertos y sindicatos coinciden en su diagnóstico: habrá que esperar al menos doce meses más para que Málaga comience a recuperarse, aunque las secuelas de la destrucción de empleo tardarán en borrarse.
De norte a sur, de este a oeste, todos los municipios han sufrido las consecuencias del derrumbe de la economía -sólo en Atajate y Montejaque se ha reducido el número de parados en los últimos dos años-, pero la crisis ha dibujado una línea imaginaria que divide en dos la provincia en función de su mayor o menor dependencia de la construcción y los servicios, los dos sectores más perjudicados. Así, mientras la capital, la Costa del Sol Occidental y las comarcas de la Serranía de Ronda, Sierra de las Nieves y Valle del Guadalhorce son las más castigadas por el paro, en el extremo opuesto se encuentran los municipios de las zonas más al norte -Guadalteba, Antequera y Nororma- y la Axarquía.
La brusca caída del ladrillo ha movido los cimientos del mercado laboral como si de un terremoto se tratara. Un total de 169.206 personas están inscritas en la base de datos del Servicio Andaluz de Empleo -antiguo INEM-, lo que supone el 15,52% de la población en edad laboral, porcentaje que la EPA aumenta hasta el 23,14%, debido a la diferente metodología utilizada. Esta última cifra, que es la única válida para realizar comparaciones europeas, sitúa en el tercer trimestre del año a Málaga en décimo puesto en el 'ranking' español de provincias con más paro. El trimestre anterior, sin embargo, tenía el triste honor de ocupar en primer lugar, con una tasa del 27,63%. Lejos de significar un indicio de recuperación, los expertos consultados advierten de que tradicionalmente los meses de julio a septiembre se caracterizan por un aumento de la contratación por la temporada alta turística. Así, tanto economistas como sindicatos llaman a la prudencia antes de lanzar las campanas al vuelo.
Del total de desocupados inscritos en las oficinas del SAE en Málaga, casi una cuarta parte, el 24,6%, corresponden a la construcción y un 57,96% a los servicios. En los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la EPA refleja que en el sector del ladrillo es donde más ha caído el número de ocupados, pasando de un 15,8% del total en el primer trimestre de 2008 al 10,6% en este año.
 
Diferencias
Todos estos datos tienen su reflejo en cada uno de los municipios malagueños. El porcentaje de parados en relación a la población de 16 a 64 años llega a variar más de seis puntos entre la capital, que concentra el mayor número de personas sin trabajo, con una tasa de paro del 16,84%, y la comarca menos desafortunada en este sentido -Nororma-, con un 10,56%.
La explicación la resume Felisa Becerra, jefa de proyectos de Analistas Económicos de Andalucía (AEA) -entidad del grupo Unicaja-: «Las comarcas que han estado más ligadas al sector de la construcción son las que se están viendo más afectadas por el paro, mientras que Nororma y Guadalteba, donde la industria agroalimentaria y la agricultura tienen más peso, o en la Axarquía, donde el trasvase del ladrillo al campo puede ser más fácil, resisten un poco mejor».
Así, no es de extrañar que sean la capital y la Costa Occidental las que soporten el mayor peso de la crisis en la actualidad, como un efecto secundario del boom del ladrillo, que, como recuerda Becerra, hizo que se duplicara el número de trabajadores de la construcción. Pero las consecuencias del batacazo también se han multiplicado y localidades como Málaga, Marbella, Estepona, Benalmádena o Torremolinos tengan tasas de paro cercanas al 16% .
El panorama en la Serranía de Ronda no es más halagüeño. Su cercanía con la Costa hizo que muchos trabajadores se desplazaran hacia el litoral en busca de la gallina de los huevos de oro y ahora también pagan el pato de los excesos cometidos. En esta comarca, el porcentaje de personas sin ocupación se sitúa en el 16,14% con municipios como Benadalid, Benaoján o Algatocín en los que esta cifra supera el 20%.
En el Valle del Guadalhorce el desempleo alcanza al 15,89% de la población en edad de trabajar. El desarrollo inmobiliario de municipios dormitorio de la capital, como Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande o Cártama, que han duplicado su población en los últimos veinte años, se encontraría detrás de este dato, según detallan los expertos, a lo que también hay que sumar el efecto llamada de los municipios costeros.
Las comarcas con más inscritos en el SAE son además las que han experimentado un mayor aumento de desocupados en los últimos años. En Málaga capital, la tasa de paro se ha incrementado en 7,5 puntos desde 2005. En noviembre de aquel año se situaba en el 9,29% de la población, frente al 16,84 del presente ejercicio. En Ronda el incremento ha sido de 6,8 puntos y en la Costa del Sol Occidental, de 8,26. El primer puesto del 'ranking' lo ocupa el Valle del Guadalhorce, con un aumento de 9,1 puntos.
En el extremo opuesto están las localidades perteneciente a la comarca nororiental, con un aumento de 4 puntos, Guadalteba (+5,7) y Antequera (+5,7). Esto se debe a la menor dependencia de estas zonas, situadas en la parte norte de la provincia, de los servicios y la construcción, como explica Juan Carlos Robles, decano del Colegio de Economistas: «En el interior hay sectores más estables y menos volátiles, como la agricultura y la industria agroalimentaria» que, según AEA, se han convertido en un refugio en plena crisis al no regirse por ciclos económicos. Sin embargo, «no se puede decir que este sector que vaya a tirar del empleo por su escasa representación en la provincia». Lo que ocurre es que «personas que se habían dedicado a la construcción, ante la pérdida de su puesto de trabajo acuden a las campañas agrícolas».
 
Trasvase de empleados
Lo mismo ocurre con los servicios, que se han convertido en destino del trasvase de obreros de la construcción. En muchos casos, según explica Robles, se trata de trabajadores que retornan a los oficios que abandonaron hace unos años. Así, el tercer trimestre del año, el 82,2% del total de ocupados se dedicaba a este sector, frente al 73,4% de un año antes.
Sin embargo, el paro en la agricultura ha experimentado un repunte del 26% de enero a noviembre de 2009, lo que Antonio Herrera, secretario general de CC. OO. en Málaga explica por el regreso de trabajadores que en su día dejaron el campo himnotizados por el cemento y el hormigón y que han desplazado a los inmigrantes que realizaban estas labores. A esto habría que sumar el hecho de que propietarios de terrenos que contrataron peonadas para que se hicieran cargo de sus cosechas mientras ellos se subían al andamio han vuelto a trabajar sus tierras, «dejando de generar empleo», como señala Manuel Ferrer, secretario provincial de UGT.
A pesar de tener los índices de paro más altos, el litoral continúa siendo la zona de mayor actividad y desarrollo laboral. Lo constatan los contratos registrados por el SAE en lo que va de año, que han sido más numerosos en Málaga, Marbella, Antequera, Fuengirola, Torremolinos y Benalmádena.
Acabar con la excesiva dependencia de los servicios y la construcción, potenciar el turismo para superar la estacionalidad y aumentar la confianza del consumidor son las principales claves que dan sindicatos como economistas para salir del bache. Coinciden en que el cambio de modelo productivo requiere tiempo, pero instan a aprovechar la actual coyuntura para desarrollar las modificaciones necesarias para que futuras crisis no se ceben con miles de personas que afrontan con incertidumbre su futuro laboral.