La llegada de inmigrantes en pateras a Málaga cae un 97% en cinco años
En el primer semestre han arribado 11 embarcaciones con 41 personas a bordo, una cifra que supera la de todo 2009 y rompe la tendencia a la baja
JOSE TORRES. MÁLAGA El efecto llamada que durante años ha atraído a miles de inmigrantes en pateras procedentes del norte de África parece perder fuelle en las costas andaluzas. No sólo lo dicen los datos de la Delegación del Gobierno de Andalucía, que señalan un descenso en la llegada de inmigrantes durante el mes de julio de entre un 35 y un 40% respecto al mismo mes del año pasado. Y una bajada del 97% en los últimos cinco años.
La provincia de Málaga tocó techo en el ejercicio de 2005 con un total de 710 inmigrantes que fueron interceptados cuando intentaban alcanzar nuestro litoral. Desde entonces, las cifras han bajado desde los 551 inmigrantes interceptados en el año 2006, los 188 de 2007, los 86 de 2008 o los 25 contabilizados el año pasado, según los datos aportados por la Subdelegación del Gobierno de Málaga.
Aunque este año sí se aprecia un pequeño repunte –hasta el pasado viernes se han contabilizado 41 inmigrantes–, los datos no indican un aumento muy significativo en el número de personas interceptadas. ¿Qué es lo que ha cambiado? Aunque aún queda mucho para que finalice el año y un verano que puede prolongarse hasta octubre, todo parece indicar que hay razones por las que los tripulantes de las pateras se lo piensan dos veces antes de cruzar el Mediterráneo.
Colaboración
El buen estado de la mar durante estas fechas ya no es la única razón para jugarse la vida y los inmigrantes se enfrentan a otros problemas. Entre los principales, desde la Comisaría Provincial de Málaga apuntan directamente al refuerzo de la colaboración entre España y los países de origen. «La colaboración con los países que históricamente más inmigrantes ha aportado con las pateras se ha reforzado mucho y eso se ha notado mucho», comenta un inspector de la Policía Nacional.
El agente explica a este periódico que cuando esa colaboración no existía era casi imposible contener la avalancha. «Un inmigrante cruzaba el Estrecho en patera, se le deportaba y al poco tiempo lo intentaba de nuevo sin que el país de origen hiciese nada», matiza.
Ahora, países como Marruecos, Mauritania, Senegal o Ghana muestran un mayor compromiso castigando y controlando más esta actividad.
Más control de origen, menos demanda, menos intentos (detectados). Menos intentos que se traducen en pateras pequeñas con menos ocupantes. Proporciones como 32 pateras para 710 personas en 2005, 24 para 551 en 2006, 20 para 188 en 2007, 11 para 86 en 2008 o las 7 para 25 tripulantes del año pasado pueden hacer pensar que cada vez los intentos se realizan en embarcaciones más pequeñas a razón de menos tripulantes.
Como las dos últimas pateras detectadas en la provincia de Málaga, ambas avistadas entre el domingo y el lunes de la pasada semana. La primera de ellas, la más dramática, fue detectada sobre las 18.30 de la tarde por una embarcación de recreo a siete millas del Faro de Calaburra, en Mijas. Dado el aviso, se organizaba rápidamente un dispositivo de rescate en el que Salvamento Marítimo localizaba una embarcación de juguete ocupada por cinco varones de origen subsaharianos. Todos los tripulantes tuvieron que ser atendidos por Cruz Roja en el puerto pesquero de Marbella, ya que presentaban síntomas por golpe de calor, quemaduras y rozaduras que sufrieron con la propia barca durante su periplo.
Horas después, pasada la medianoche, la Policía Nacional detuvo a cinco ciudadanos de origen marroquí que acababan de desembarcar en la playa de Guadalmina de Marbella en una embarcación neumática.
