El programa, promovido por la Junta, fomenta la comunicación y el respeto entre padres y adolescentes
03.08.09 -
En el programa participan psicólogos, abogados y educadores. / SUR
Horarios que no se cumplen, habitaciones donde reina el desorden, barreras de comunicación infranqueables o fracasos escolares. El abismo que separa a padres y a hijos genera en muchos casos un auténtico cóctel molotov que hace que cualquiera de estos ingredientes desemboque en un enfrentamiento sin tregua. Con el objetivo de limar estos problemas de convivencia, la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía puso en marcha a finales de 2002 un programa de mediación intergeneracional dirigido a mejorar la comunicación y a restablecer el respeto mutuo en el seno de los hogares. Desde entonces, ya son 421 las familias malagueñas que han recurrido a esta herramienta, desarrollada a través de la asociación 'La mitad del cielo'.
Como explica Lola Navas, una de las mediadoras encargadas de esta iniciativa, en la mayoría de los casos son las madres las que solicitan la intervención, llevada a cabo por psicólogos, abogados y educadores. Sobre el perfil de los menores que participan en estas sesiones, Navas indica que suelen tener entre 15 y 16 años y que tras el S.O.S de su familia se esconde normalmente un episodio de violencia, un enfrentamiento subido de tono o una expulsión del colegio.
Dominantes
«Los padres nos piden ayuda cuando la situación en casa se ha vuelto insostenible», detalla Navas al tiempo que alerta de que los jóvenes cada vez toleran menos el no. «No aceptan que se les ponga límites y vemos con preocupación que muchos asumen roles dominantes y déspotas hacia sus progenitores», advierte.
Las sesiones de trabajo comienzan con una serie de entrevistas individuales a las partes afectadas en el conflicto doméstico. A continuación, los profesionales de 'La mitad del cielo' encargados de impartir la mediación someten a los progenitores a un programa de orientación en el que, entre otros aspectos, se incide en la importancia de que asuman su autoridad o de que no se comparen con el niño. «Lo importante es que entiendan que el problema no es sólo del menor y aprendan a escucharle y a analizar sus inquietudes», dice Navas.
Tras la sesión con los padres comienzan las intervenciones conjuntas (de unas dos horas), en las que un mediador se encarga de propiciar un ambiente neutral e imparcial. Para ello, ambas partes tienen que seguir unas reglas basadas en el turno de palabra y en un escrupuloso respeto mutuo.
El objetivo es que aprendan a pactar soluciones y adquieran nuevas habilidades para relacionarse desde el entendimiento. La media de sesiones necesarias para conseguirlo oscila entre las 12 y las 20. Según las estadísticas de 'La mitad del cielo', el 84% de las familias que acuden a mediación intergeneracional finaliza la terapia con éxito y mejora el clima de convivencia.
