lunes, 15 de marzo de 2010

La crisis también pone cerco a la bolsa de empleo de Cáritas

La crisis también pone cerco a la bolsa de empleo de Cáritas

Las ofertas para empleadas de hogar o cuidadoras se reducen por el deterioro económico familiar. La bolsa de empleo crece un 30%, hasta las 1.560 personas

 
Bolsa. María Teresa Márquez, en la oficina de atención a los desempleados en Cáritas.
Bolsa. María Teresa Márquez, en la oficina de atención a los desempleados en Cáritas.  C. Criado

JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ. MÁLAGA Cáritas Diocesana, la entidad benéfica dependiente de la Iglesia, se ha convertido en un recurso de emergencia para muchos hogares malagueños, y no sólo para recibir ayuda económica con la que llegar a fin de mes sino para tratar de encontrar lo que en estos tiempos se ha convertido en el bien más preciado de todos: un trabajo. A semejanza del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), Cáritas tiene en Málaga una bolsa de empleo en la que ya hay apuntadas 1.560 personas en circunstancias económicas muy complicadas y ansiosas de encontrar un trabajo con el que llevar el sustento a su hogar.
Llegan a las diferentes parroquias de Málaga o a los servicios centrales de Cáritas –situados en la calle Fresca, en pleno Centro de Málaga– con un perfil muy definido. Casi el 90% de los integrantes de la bolsa son mujeres (muchas devueltas al mercado laboral después de que su pareja perdiera el empleo), y un 85% son extranjeras, principalmente sudamericanas y magrebíes. También está claro el empleo al que aspiran, fundamentalmente empleadas de hogar o cuidadoras de personas mayores, ocupaciones casi siempre a tiempo parcial. El problema, según explica la técnico de empleo, María Teresa Márquez, es que la bolsa incrementó sus integrantes mes a mes (a finales de 2009 había aumentado un 30% sobre el año anterior, con casi 400 personas más), mientras que las ofertas laborales son cada vez más escasas.
"Es lógico, porque la crisis está haciendo estragos en las economías domésticas, y cada vez menos personas pueden permitirse el meter una empleada de hogar o un cuidador. Incluso pueden ser personas que antes trabajaban y necesitaban este apoyo para conciliar vida laboral y familiar, y que al quedarse en paro ya no necesitan este servicio", comenta Márquez, que confiesa que el mayor bajón de ofertas de empleo se ha registrado desde el pasado verano. "Antes recibíamos cinco o seis ofertas laborales cada día. Ahora sólo llegamos a dos en toda la semana", apunta.
Mientras, el flujo no cesa, y entre 15 y 20 personas pasan por las dependencias de Cáritas, bien personas ya dadas de alta en la bolsa convocadas para ver cómo marcha su situación, bien nuevos interesados en abrirse una ficha. Y cada vez llegan más varones y más españoles, segmentos hasta hace pocos meses todavía cubiertos por las prestaciones de desempleo, pero a los que ya se les han agotado las ayudas o a punto de hacerlo. "Hacemos entrevistas personalizadas y contamos con talleres donde pulimos a las personas que vienen con escasas habilidades laborales. La verdad que tanto los demandantes de empleo como los que nos ofertan confían mucho en nosotros", afirma Márquez. Pero ni el gran prestigio de Cáritas, que siempre ha sido una fuente recurrente a la hora de buscar trabajadores para el hogar de confianza, evita el desplome de ofertas de empleo motivado por la prolongada crisis. Así las cosas, las colocaciones están cada vez más complicadas. En 2008, 262 personas encontraron un empleo gracias a la mediación de los técnicos de Cáritas. En 2009 (y pese a que la demanda creció) sólo se halló trabajo para 203.