martes, 23 de marzo de 2010

Una casa que es más un hogar

Una casa que es más un hogar

La Asociación Amfremar ha sumado al comedor social ya existente una casa de acogida con diez plazas. Proporcionan techo, alimentos, aseo y ropa

 
Comedor social. De 30 a 40 personas acuden a almorzar cada día al local de Amfremar.
Comedor social. De 30 a 40 personas acuden a almorzar cada día al local de Amfremar.  Carlos Criado

MATUCHA GARCÍA. MÁLAGA Alrededor de 40 personas acuden cada día al número 11 de la calle Practicante Fernández Alcolea de la malagueña barriada de El Palo. Gracias a este comedor de la Asociación de Amigos Malagueños de Familias de Rehabilitados y Marginados (Amfremar) estos ciudadanos tienen algo que echarse a la boca.
Desempleados, ´sin techo´, marginados, rehabilitados... los voluntarios de esta asociación atienden a un amplio perfil de necesitados. Ahora han iniciado un nuevo proyecto y a los desayunos, almuerzos y cenas se ha sumado una casa de acogida con diez plazas puesta en marcha hace apenas una semana (el 14 de marzo).
Uno de los beneficiarios de este recurso es Gregorio Sebastián, natural de Polonia, de 33 años. Este joven decidió venir a España hace cinco años para probar suerte. Ha estado tres años trabajando en Sevilla, eso sí, sin contrato, asegura, y ahora, a causa de la crisis, no tiene empleo de nuevo. "Ahora estoy parado porque las puertas no se venden, no hay obras", declara.
Gregorio dormía en la calle hasta que los responsables de esta asociación le proporcionaron un techo. Ahora con comida, aseo, ropa y las necesidades básicas cubiertas tras haber soportado unas circunstancias extremas y marginales está reconduciendo su vida y ha comenzado de nuevo a trabajar. "Ahora estoy pintando casas, hay poca cosa, pero voy haciendo trabajillos de tres o cuatro días".
En esta casa de acogida dos de las plazas son de paso, es decir, para problemas puntuales, explican el presidente y la vicepresidenta de la asociación, Fernando Gutiérrez, y Guía Tienda, respectivamente.
Éste ha sido el caso de Alí Boussaoula de 20 años que ha viajado de Ceuta a Málaga ante un robo sufrido por el que ha perdido toda la documentación. "He venido a la asociación para ver si me podían ayudar a recuperar el pasaporte y el DNI. Yo vivía en Canarias pero estoy buscando trabajo. No encuentro nada, me gustaría tener un empleo en la hostelería", declara a este periódico.

Comedor. El menú de ayer era potaje de garbanzos y habichuelas de primero, pescado con ensalada de segundo plato y flan de postre. Una de las comensales de este concurrido comedor social es Juana, de 52 años.
"Gracias a ellos puedo comer todos los días, porque no tengo para subsistir y tengo un hijo. Llevo siete años parada y no encuentro nada. La casa donde vivo es mía, pero está para echarla abajo. Estoy mala con ansiedad de soportar esta situación", relata.
Una gran obra que capitanea Fernando Gutiérrez y que se sostiene gracias a la contribución que realizan los 102 socios. El comedor comenzó como experiencia piloto en 2008 para ya en octubre de ese año trasladarse a los actuales locales. Ahora han iniciado el proyecto de la casa de acogida y también el de un rastrillo donde todo vale un euro.