lunes, 8 de febrero de 2010

Casi 37.000 malagueños viven ya sin trabajo ni prestación por desempleo

Casi 37.000 malagueños viven ya sin trabajo ni prestación por desempleo

Dos de cada diez parados sólo cuentan con la ayuda de familiares y organizaciones sociales para sobrevivir a la crisis

09.02.10 - 01:38 -
 
Desesperados. Es la única palabra que puede resumir el sentir de casi 37.000 trabajadores a los que ya se les ha agotado la prestación por desempleo en la provincia y que no saben qué hacer para encontrar un trabajo con el que pagar las facturas. Las malas noticias económicas no cesan. Hace unos días, conocíamos el nuevo dato de paro en Málaga. El número de desempleados aumentaba en el mes de enero en 5.637 personas más y el total asciende a 176.239. Las colas del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) están más abultadas que nunca. Y lo peor es que 36.881 de esas personas habían agotado ya en diciembre todas las prestaciones públicas, según las últimas estimaciones obtenidas a partir de los datos del SAE.
El panorama pinta oscuro a pesar de los esfuerzos por mantener el optimismo. Las estadísticas muestran que el 33% de los parados malagueños lleva más de doce meses buscando sin éxito un empleo, es decir, que son desempleados de larga duración. Según el último dato ofrecido por los sindicatos, 50.000 hogares de la provincia podrían tener todos sus miembros en paro.
Los problemas llegan cuando se acaba la prestación contributiva. Esta ayuda exige un mínimo de cotización de un año, para el que corresponderían cuatro meses de paro, y prevé un tope máximo de 24 meses para trabajadores que hayan cotizado durante más de seis años.
Después, los empleados con cargas familiares o con más de 52 años, pueden acceder al subsidio por desempleo, al que también se acogen los parados que no hayan cotizado un año. Esta subvención, con un importe de 426 euros, tiene una duración de seis meses prorrogable hasta 18 y, en algunos casos, hasta 24. Aunque es poco dinero, muchas familias han sobrevivido con esta prestación durante muchos meses.
En total, supone un máximo de cuatro años de subvenciones para intentar salir del atolladero. Pero a muchos malagueños, el tiempo se les ha echado encima sin que hayan podido acceder aun puesto. Pero, ¿qué opciones les quedan a las personas sin ayudas estatales? El pasado mes de agosto, el Gobierno aprobó una 'extraodinaria y limitada' ayuda para los desempleados sin paro que hubiesen agotado todas las vías anteriores, con una duración de 180 días o seis meses, prorrogables por períodos de seis meses, mientras la tasa de paro se mantenga superior al 17%.
«La situación es dramática para muchas familias», indica María Auxiliadora Jiménez, secretaria de Empleo y Acción Sindical de UGT Málaga. «Y lo peor es que todas esas personas, que eran trabajadores normales de clase media, y sus familias están en riesgo de exclusión social», continúa. Para Antonio Herrera, secretario general de CC.OO. en Málaga, estas cifras no tienen visos de bajar. «Si acaso, aumentarán los próximos meses porque las previsiones son que se siga destruyendo empleo y los asalariados se irán quedando sin las prestaciones», indica. Este sindicato eleva a 45.000 los cálculos de personas sin prestaciones en la provincia. Herrera señala que la cobertura social de estas personas debe ser la prioridad del Gobierno.
 
Cuatro grupos
Pese a todo, la cobertura por desempleo llega al 78% de los parados, es decir, a 133.721. Sólo el 22% se queda fuera de los cuatro grupos existentes: prestación contributiva, subsidio, renta activa de inserción -para desempleados de larga duración con más de 45 años, personas con discapacidad o víctimas de la violencia de género- y subsidio eventual agrario.
Al final, no queda más remedio que recurrir a familiares y amigos. «Se están dando casos de jubilados con una pensión pequeña que tienen que dar de comer a más de diez personas», dice Herrera. «Luego están las ONG y las ayudas de los servicios sociales municipales, que están haciendo mucho para paliar los efectos de la crisis», dice Jiménez. Un apoyo para pasar una crisis que ahoga a muchos hogares.