domingo, 14 de febrero de 2010

Oficios para salir del paro en la provincia


Oficios para salir del paro en la provincia

El mercado laboral conserva empleos con mayores perspectivas de trabajo. La venta por teléfono, la energía eólica o la informática aumentan su índice de contratos

 
Demanda. Un grupo de trabajadores en una empresa de ´call center´.
Demanda. Un grupo de trabajadores en una empresa de ´call center´.  Arciniega

LUCAS MARTÍN. MÁLAGA Decenas de personas esperan su turno en una oficina del Servicio Andaluz de Empleo (SAE). La imagen se sucede a diario. Algunos apoyan el cuerpo contra la pared, otros se miran distraídamente los zapatos. Hay jóvenes, mayores, peones, licenciados... Aparentemente la cola es la misma para todos, pero unos pocos tienen ventaja. Y no precisamente porque hayan madrugado. En Málaga, al igual que en otros puntos del país, existen profesiones que desafían a la crisis, no con demasiada holgura, pero, al menos, con vacantes.
Las contrataciones son caras. Todavía en este mes no abunda el trabajo. Decir que un ingeniero burla la depresión generalizada quizá sea exagerado. Depende, sobre todo, de su área. A falta de la reconversión del sistema productivo, si es que alguna vez se produce, hay grupos más capacitados para despedirse de las vacas flacas. El mercado, manda. Tanto como sus necesidades, que en la actualidad se concentran en campos que empiezan a diferenciarse con nitidez de la jerarquía de hace apenas unos años.
Según la Delegación Provincial de Empleo, el trabajo más demandado del pasado enero fue el de peón agrícola. Las cifras no lo desmienten. En sólo cuatro semanas, se contrataron a 7.425 personas, 3.195 de ellas, mujeres. Los empleos de la agricultura copan los primeros puestos, pero no se puede inferir que se hayan convertido en la alternativa económica. Especialmente, tras los estragos de los temporales. Su liderazgo es coyuntural, producto de las campañas.
Las profesiones con mayores oportunidades requieren un contexto más amplio. Ahí las agencias de colocación consultadas por este periódico, Adecco y Randstad, coinciden en el listado. Aunque no siempre más trabajo equivale a calidad y, mucho menos, a salario abultado.
La provincia demanda en la actualidad perfiles ligados a la actividad comercial. Es la época de la venta por teléfono. En todas sus variantes. El negocio crece en Málaga. Raúl Cortés, director regional de Andalucía Oriental en Adecco, advierte de la creciente implantación de las empresas de telemárketing en la provincia.
El sector, al parecer, goza de buena salud. Teresa Rubio, directora de la oficina de Randstad, explica las razones del aumento de contratos. El oficio comporta ahorro de costes. El comercial no se desplaza. La productividad es más alta. El error, no se paga tan caro.
El trabajo, en esta etapa de dificultad, tiene forma de auriculares. Aunque no en exclusiva. Cortés habla de un sector con futuro, en el que comienzan a bajar las listas de desempleados: las energías renovables. En Málaga, el campo contrata trabajadores en casi todas sus vertientes. Desde ingenieros a empleados. Pero, eso sí, no de manera laxa. Las instalaciones de energía solar han bajado como consecuencia de los cambios legislativos. La respuesta al desempleo, como cantaba Bob Dylan, está en el viento. La eólica es rentable, al menos, en términos laborales.
Otro sector que se ha revelado en una ayuda para salir del paro es el de las profesiones asociadas a la aplicación de la Ley de Dependencia. Si se dispone de conocimientos en geriatría, en el cuidado de dependientes o de mayores, existen mayores probabilidades de encontrar trabajo. De acuerdo con los datos de Empleo, el pasado enero, se contrataron a más de un millar de personas, entre auxiliares de enfermería y asistentes domiciliarios.
Las opiniones de los expertos dibujan un mercado heterodoxo, extraño, ajeno a la tradición económica de Málaga. Aunque no del todo. La hostelería, pese a las pérdidas de los dos últimos años, continúa siendo un sector con oportunidades laborales. En el primer mes del año, hubo trabajo para 1.958 camareros, a los que se suman cientos de puestos para labores subsidiarias como la limpieza. Teresa Rubio recuerda que la restauración conserva su fortaleza en las citas grandes del año, como Semana Santa o el verano. "Estamos esperando como agua de mayo la temporada alta", resalta Cortés.
El inventario de trabajos con vacantes no acaba ahí, aunque tampoco se puede hablar del paraíso de las contrataciones. Oficios con demanda, o al menos con más que el resto, son dependientes, cocineros, vigilantes, conductores de autobuses o fontaneros, profesiones, todas ellas, que figuran entre las cincuenta con mayor movimiento del pasado enero.
Los reajustes del mercado tienen, a veces, una lógica macabra. En algunos sectores, los contratos se han incrementado, aunque como consecuencia de las sangrías de los dos últimos años. Las plantillas han quedado reducidas a mínimos casi insostenibles y un encargo es motivo suficiente para que se desborde la carga de trabajo. Durante los meses con mayor demanda, sectores como la industria o la propia hostelería llaman a la puerta de las agencias de colocación en busca de trabajadores temporales.
Donde el descalabro aún no parece remendado es en la construcción. Rubio y Cortes coinciden en destacar su elevada presencia en las listas del paro. El reciclaje habitual apunta a la hostelería, si bien la conversión no resulta fácil. Los servicios no tienen capacidad para asimilar tamaña cantidad de desempleados. Además, existe otro problema, heredado de la brusquedad de los cambios producidos en el mercado. "Eran trabajadores con un salario muy alto. Algunos no aceptan cualquier cosa porque cobran más en el paro", detalla Rubio.
Las perspectivas son todavía sombrías. La recuperación no se ha iniciado, aunque empiezan a eclosionar los primeros síntomas positivos. Cortés explica que, por primera vez, los contratos que facilita su empresa se han estabilizado. La etapa de los descensos de dos cifras ha quedado olvidada. Sin ánimo de parecer optimista, calcula que en seis meses, la demanda comenzará a manifestar mejores rumbos que hace un año. ¿Quiénes partirán con mayores expectativas de abandonar el paro? Los expertos son contundentes: los que no hayan perdido el tiempo, los más formados.