domingo, 6 de junio de 2010

Francisco Gutiérrez. El hombre pacificador

Francisco Gutiérrez. El hombre pacificador

El Defensor del Ciudadano atesora una dilatada trayectoria sindicalista y de lucha por los derechos de los más débiles

 
Francisco Gutiérrez es Defensor del Ciudadano desde hace cinco años.
Francisco Gutiérrez es Defensor del Ciudadano desde hace cinco años.  Arciniega

MATUCHA GARCÍA. MÁLAGA Francisco Gutiérrez, de 54 años, está casado y tiene tres hijos varones. Actualmente es el Defensor del Ciudadano, una figura dependiente de la Diputación de Málaga. Su trayectoria profesional ha estado ligada de forma permanente a la reivindicación de los derechos de los más débiles y a combatir las injusticias.
Es una persona que, curiosamente, pese a sus 13 años al frente del sindicato CCOO y a haberse declarado abiertamente un hombre de izquierdas, ha sabido concitar la simpatía de empresarios y políticos de todos los colores. De hecho, su nombramiento como defensor se produjo por unanimidad y, además, aunque finalmente optó por este cometido, también contó con el ofrecimiento del equipo de gobierno del PP del Ayuntamiento de Málaga para ser el defensor de la ciudad, que finalmente rechazó al ser funcionario de la Diputación, «conocer bien esta casa y ser más amplio el territorio de actuación en el ente supramunicipal».
Este perchelero comenzó a trabajar a los 14 años y desempeñó diferentes cometidos por diversas fábricas y empresas, empleos que compatibilizaba con sus estudios de Bachiller en el instituto de Martiricos. Con 17 años se presentó a unas oposiciones para botones de banco y así inició su labor en este sector, primero en el banco Coca y luego en Banesto que absorbió al primero. «Llegué a oficial de primera y en el año 91 me presenté de nuevo a unas oposiciones para funcionario de carrera en la Diputación», narra. Un objetivo que también logró. Éste continúa siendo su trabajo actual del que está en excedencia mientras desempeña sus funciones como defensor.
Ya desde joven demostró sus inquietudes sociales en las comunidades cristianas de base y, posteriormente, en la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) lo que le llevó finalmente a afiliarse a CCOO. A los 18 años se presentó a las elecciones sindicales del banco en el que trabajaba saliendo elegido, y también fue secretario provincial de Banca dentro de CCOO. En 1991 fue elegido secretario provincial de este sindicato, un cargo que fue revalidando y que desempeñó hasta el 14 de diciembre de 2004. 
Paco Guti, como es conocido popularmente, quería hacer nuevas cosas y se incorporó a su plaza como funcionario para, a los pocos meses, en febrero de 2005 ser elegido Defensor del Ciudadano de la Diputación por cuatro años. Precisamente, en 2009 fue reelegido. Dice que esta labor es un «orgullo» y una «satisfacción», aunque a la vez compleja. Y es que a pesar de pertenecer a la propia administración su cometido en no pocas ocasiones le lleva a ser el «chino del zapato» en ésta misma que le da cobijo. Dice que la clave para tener amigos en la derecha, en la izquierda así como en los diferentes estratos sociales y económicos es una forma particular de ser . «Hay que relativizar los temas y no hacer un mundo de cada cuestión. Siempre he defendido mis ideas pero nunca me he creído en posesión de la verdad absoluta», dice. Recuerda que a su paso por CCOO sus detractores, «que también los tengo, criticaban que me llevara bien con los empresarios». «De hecho, fue sonada mi asistencia al acto de despedida de José María Flores allá por el año 93, que era presidente de la patronal».
A pesar de que su forma de ser le ha generado problemas cree que son mayores los beneficios. Considera que hace falta «menos dogmatismo», «menos crispación» y «relativizar más las cosas». «Es mucho más práctico. Con el diálogo se consiguen muchas más cosas que con la presión», sostiene. Ya a su paso por CCOO mostró su modo de entender las relaciones humanas al expresar que «la huelga era un fracaso tanto de los empresarios como de los trabajadores porque era el último reducto, y suponía el descalabro del diálogo y el entendimiento».
Ahora continúa su trabajo en pro del bienestar del más débil, el desprotegido o, en cualquier caso, de la defensa de aquello que le parece justo. Dice que como defensor su máxima es aplicar el sentido común. Trata diariamente con los problemas reales de las personas y aunque le proporciona muchas satisfacciones, mantiene que lo justo y lo legal no siempre van unidos, algo que también le provoca múltiples frustraciones. Gutiérrez ha sido noticia esta semana al presentar el balance de su quinto año de actividad. Destaca como logro el haber conseguido prácticamente eliminar los casos de acoso inmobiliario que se agolpaban en su mesa al comienzo. Hace cinco años.